domingo, 5 de septiembre de 2010

UN REGALO MUY ESPECIAL

Aquella mañana de verano, Marta estaba muy emocionada. Esa misma tarde iba a celebrar su cumpleaños. Sería una gran fiesta, pues sus padres habían contratado a payasos que los harían reír y su amiga Cristina iba a pasar la noche en su casa. Estaba sentada en el porche, observando los globos que estaban colgados por elegantes cintas doradas, cuando oyó ruído que procedía del jardín. Entonces se levantó y empezò a mirar detenidamente, hasta que vio un ala diminuta que se escondía detrás de la hierba.
En ese momento, Marta sintió gran curiosidad. No parecía el ala de cualquier insecto volador, por lo que, con cierto sigilo, se fue acercando hasta que vio una precisoa hada. Llevaba un traje de terciopelo rojo y con voz muy aguda, el pequeño ser dijo:
- Hola, soy Clara y un pajarito me ha dicho que hoy es tu cumpleaños, así que acompáñame y recibirás una gran sorpresa.
- Si eso es así, te acompañaré.
El hada llevó a Marta a un bosque muy siniestro que se encontraba a tres manzanas de su casa. Mientras caminaban por èl, a la niña le pareció ver algo que corría àgilmente entre los árboles, pero prefirió callarse y seguir andando. Hasta que, de pronto, se encontró ante un montón de seres mágicos que danzaban alegremente al son del canto de los pàjaros. Todos eran muy simpàticos y con rapidez si hicieron amigos. Estuvieron jugando un buen rato pero Marta miró el reloj y al ver que era muy tarde se despidió de ellos y se fue a su casa. Cuando estaba entrando, oyò a su madre exclamar:
- ¿Marta dónde estás? ¡Tu cumpleaños está a punto de empezar!
- ¡Aquí estoy, mamá!
- ¿Dónde te habías metido?
- Esto... estaba...
- Bueno, ve arriba y vístete antes de que vengan los invitados.
-De acuerdo, ahora mismo voy.

La niña lo pasó muy bien en su cumpleaños, pero estaba segura de que su mejor regalo fue haber conseguido una gran amistad con unos seres tan especiales.