sábado, 6 de noviembre de 2010

UNA GRAN SATISFACCION


El pasado fin de semana fue inolvidable. Mi prima Celia y yo fuimos a visitar a mi tía Julia. Ella, tiene una librería en un precioso pueblo de Jaén llamado Ubeda. Me encanta ir allí porque siempre le ayudo en su trabajo. Cuando llegamos, nos esperaba en la plaza principal. Mi tía no es guapa pero su aspecto es agradable. Sus ojos son de color azul intenso, la nariz es puntiaguda y pecosa y siempre lleva el pelo alborotado. Después de un cálido abrazo nos dirigimos a la librería. Es pequeña pero acogedora y huele a papel viejo. Las estanterías están pintadas de rojo y los libros se amontonan en ellas. Mientras mi tía atendía a una señora que preguntaba por un libro de cocina, entró un niño de unos diez años. Su rostro parecía triste y desilusionado. Se acercó a mí y dijo:

- He perdido el interés por la lectura ¿Tienes algún libro que me entusiasme de verdad?
- Claro, te ayudaré. Lo encontraremos juntos -respondí.
- Vamos a ver, ¿te gustan los libros de aventuras, humor o ciencia ficción?
- Por supuesto, ciencia ficción -contestó.
- ¿Los prefieres con grandes dibujos?
- Claro que sí, son más bonitos.
- Entonces ya sé cual es tu libro perfecto: "Viaje a un planeta desconocido" -dije.

Me di la vuelta y cogí el libro. Vi como los ojos del niño se iluminaron y su rostro pasaba de estar triste a emocionado. Me pagó rápidamente, cogió el libro y salió corriendo de la librería. Me sentí muy contenta porque no sólo había vendido un libro sino, porque además, había devuelto el interés por la lectura a alguien.

domingo, 5 de septiembre de 2010

UN REGALO MUY ESPECIAL

Aquella mañana de verano, Marta estaba muy emocionada. Esa misma tarde iba a celebrar su cumpleaños. Sería una gran fiesta, pues sus padres habían contratado a payasos que los harían reír y su amiga Cristina iba a pasar la noche en su casa. Estaba sentada en el porche, observando los globos que estaban colgados por elegantes cintas doradas, cuando oyó ruído que procedía del jardín. Entonces se levantó y empezò a mirar detenidamente, hasta que vio un ala diminuta que se escondía detrás de la hierba.
En ese momento, Marta sintió gran curiosidad. No parecía el ala de cualquier insecto volador, por lo que, con cierto sigilo, se fue acercando hasta que vio una precisoa hada. Llevaba un traje de terciopelo rojo y con voz muy aguda, el pequeño ser dijo:
- Hola, soy Clara y un pajarito me ha dicho que hoy es tu cumpleaños, así que acompáñame y recibirás una gran sorpresa.
- Si eso es así, te acompañaré.
El hada llevó a Marta a un bosque muy siniestro que se encontraba a tres manzanas de su casa. Mientras caminaban por èl, a la niña le pareció ver algo que corría àgilmente entre los árboles, pero prefirió callarse y seguir andando. Hasta que, de pronto, se encontró ante un montón de seres mágicos que danzaban alegremente al son del canto de los pàjaros. Todos eran muy simpàticos y con rapidez si hicieron amigos. Estuvieron jugando un buen rato pero Marta miró el reloj y al ver que era muy tarde se despidió de ellos y se fue a su casa. Cuando estaba entrando, oyò a su madre exclamar:
- ¿Marta dónde estás? ¡Tu cumpleaños está a punto de empezar!
- ¡Aquí estoy, mamá!
- ¿Dónde te habías metido?
- Esto... estaba...
- Bueno, ve arriba y vístete antes de que vengan los invitados.
-De acuerdo, ahora mismo voy.

La niña lo pasó muy bien en su cumpleaños, pero estaba segura de que su mejor regalo fue haber conseguido una gran amistad con unos seres tan especiales.

SEÑOR PALILLO

Erase alguien tan flaco
que parecía un fideo,
comía con miguitas
y bebía con gotitas.

En una aguja se acostaba,
y con hilito se tapaba,
si de noche se movía,
de la aguja no caía.

domingo, 25 de julio de 2010

LOS PERROS NO HABLAN

Aquella mañana de primeravera, como de costumbre, Mirella, trabajaba en su peluquería. Ella pretendía cerrar un poco antes del atardecer, pues había quedado a tomar té con sus amigas Florentina y Estefanía. Mientras esperaba a que se secara el canoso pelo de una rugosa anciana, descubrió a un perro bastante feo y bajito que husmeaba en la puerta de entrada. Mirella, que no soportaba los perros, le dijo con desprecio:
- ¡ Fuera de aquí ahora mismo¡
- No voy a irme de aquí porque tú me lo digas.
Mirella estaba asombrada, ¿ le había hablado de verdad el perro?. Se quedó mirándolo fijamente y se dio unas cuantas vueltas para ver si había alguien. Despuès de esto, le dijo tìmidamente:
- ¿Eres tù el que me ha... hablado?
- ¡Feliz día de los inocentes¡
Mirella se quedó sorprendida. De pronto, salieron sus dos amigas de un árbol. Había estado tan ocupada trabajando en su peluquería, que ni siquiera se había dado cuenta de que era el día de los inocentes. Despuès de la broma que le habían gastado, se fueron a tomar té e hicieron una gran fiesta en casa de Florentina.